Pepitero de collar

 En Aguada

Carancho

En Aguada de los Pájaros

 

Carpintero real

 

En Tercero Arriba

Macá grande

 

Al macá grande lo encontramos en varias lagunas de Córdoba, La Pampa y Santiago del Estero. Es muy hermoso y su vocalización suena a una llamada melancólica y casi triste. Sobre todo si se la escucha al atardecer, sin ubicarlo.

El macho y la hembra son iguales y comparten la incubación y la cria.

En septiembre de 2024 observamos la nidación de una pareja. El nivel del Dique Piedras Moras creció y salió de su cauce habitual

Para hacer el nido entrelazan hojas de juncos y totoras a algunos juncos que sobresalen del agua. Esta especie de plataforma sube y baja de acuerdo al nivel del cauce de agua. Sobre esta plataforma depositan los huevos (entre 3 y 5)

Reaccionan agrandando el cuerpo ante la presencia de amenazas. Usamos cámaras fotográficas y binoculares de alcance, que nos permiten registrar a distancia. En esta imagen reaccionaba a la presencia de un perro.

La presencia de perros o humanos en las cercanías los obliga a abandonar el nido, aunque permanecen en las cercanías. Al lado de los huevos (en la parte superior de la imagen) se observa un pescado, que la pareja que no incuba trae a su compañera/compañero.

Apenas la reemplaza en la incubación, se acicala la panza, mostrando el color blanco.

Volvimos una semana después y el nido y su contenido desaparecieron.

Sin embargo, encontramos parejas reproductivas en la Aguada de los pájaros en donde registramos al menos 5 familias.

Nidos ubicados muy adentro de la superficie de la laguna, de difícil acceso a predadores, con muchas aves alrededor. 

Una vez que nacen los pichones, la pareja los transporta en el lomo, entre las alas.

Cardenales

 Siempre andan en bandadas, aunque se separan en pequeños grupos para alimentarse. Frecuentan caminos rurales, y es común verlos en los bordes de los campos.Los registramos siempre que podemos, en la zona de Miramar de Ansenuza.

Este par lo registramos en Carreta Quemada, Santa Rosa de Río Primero. Fuimos a conocer el lugar de nacimiento del Cura Brochero. Hay un lindo parquecito, con varias nativas, donde se pasean.

Con su copete rojo, llaman la atención, entre el verde de talas, algarrobos y chañares.

En Tercero Arriba, en el pasto. A veces escarban como las gallinas, en busca de insectos.

Haciendo equilibrio en ramitas muy pequeñas. En el camino a Playa Grande. A medida que avanzamos, vuelan en bandada, aunque siempre se queda alguno observando.

Una imagen que me gusta mucho porque combina el color de la tierra de Ansenuza, el agua, el reflejo del cielo y el esplendor del cardenal

Yaguarundí

 Nuestras salidas están destinadas a fotografiar aves. En general, salimos por regiones, a veces porque nos cruzamos con otros "pajareros" y nos cuentan que en tal lugar avistaron...

Otras veces porque viajo a coordinar encuentros de formación con docentes, y me cuentan que por ahí cerca hay una reserva, un camino rural...

Así llegamos a un camino rural que está entre Cruz del Eje y Villa de Soto. Creo que es uno de los tantos caminos que llevan a bañado de Soto.

Ya estamos por emprender el regreso, y decido fotografiar un picaflor cometa. Ubico el trípode y la camara de tal manera que enfocaba una frondosa planta de liga, llena de flores. La liga es una hemiparásita, favorita de los picaflores.

Mientras esperaba, veo un movimiento en la base de una árbol muy cercano.

Al principio pensé que era un gatito, hasta que lens y un par de biólogos me confirmaron que se trataba de un yaguarondi 

El yaguarundí o jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi) es un pequeño felino difícil de observar, que se encuentra desde el norte de Argentina hasta México. Vive en diversos hábitats,  sobre todo en zonas agrestes con cobertura de arbustos, también cerca de tierras cultivadas.

El yaguarundí se integra bien en su entorno natural, es más grande que un gato doméstico y su pelaje puede ser marrón chocolate, canela plateado, rojo cobrizo o algo intermedio.

Es de constitución relativamente delgada, con un cuerpo alargado, fibroso y pegado al suelo, lo que le permite moverse entre la densa maleza. 

A diferencia de la mayoría de los felinos, es más activo durante el día. 

Submos un video a instagram 

https://www.instagram.com/reel/C9XPbjqR9Q5/?igsh=eXF2bnNra21hYXY5

Vizcachas

 Las vizcachas también son residentes permanentes del PN El Palmar. Al atardecer salen de las madrigueras y se acercan a los visitantes (muchos las alimentan)

El aspecto característico, las torna simpáticas. Pueden pararse en las patas traseras, pidiendo comida

Cerca de la entrada de su magriguera, pueden pastar

Carpinchos

Como siempre, los parques nacionales son los lugares predilectos para conocer y observar. Esta vez fue en el Parque Nacional El Palmar. Como de costumbre, llegamos sobre la hora (siempre nos pasa por parar en los caminos a fotear)

Ya sabíamos (averiguamos en la página) que era posible quedarse en carpa en el camping del PN, después de registrarnos, nos dimos cuenta que nos dejamos la bolsa de la carpa. De todos modos, decidimos quedarnos y dormir en el auto.

En el PN El Palmar abundan pequeños lagos o canales cerca de los caminos o senderos. Allí se pueden observar a los carpinchos, sentados, echados o pastando.

Como cerditos pastando en las praderas. 

Tirados a la sombra, en la siesta. En forma intermitente, entran y salen del agua.

Guanacos

 Desde los primeros viajes al sur, en grupo o solos, siempre se tiene la sensación de estar en la patagonia al ver las primeras manadas o grupos de guanacos.

Comienzan a ser más visibles desde Trelew para el sur. Si visitan el Parque Nacional Península de Valdés, en algunos de los recorridos hacias las puntas, se puede ver algunos grupos que corren al aproximarse los vehículos. Suelen detenerse unos metros adelante, observando.

Siempre en un lugar elevado se encuentra el relincho. Un ejemplar macho, adulto que guía la manada. Algunos guías y guardaganados nos contaron que a veces es una hembra, la relincho.

El relincho permanece atento, mientras la manada se alimenta. 

Esto también es posible observar en la ruta a Cabo Vírgenes o sobre la ruta 40, especialmente en el tramo que está sin pavimentar, entre Gregores y Tres Lagos.

Siempre emprendemos el viaje al sur en los últimos días de diciembre, salvo un año que fuimos a mediados de enero (tarde para un viaje de varios días/semanas)

En ese momento, los guanacos están en celo, y cuando se observan dos rivales, no hay peligro, advertencia o cerca que los pare. Las próximas imágenes las tomé con un celular, a escasos metros.

Un macho joven, atento a un rival, indiferentes a nuestra presencia. En cercanías del ingreso a Camarones.

Puma

 Era nuestra primera llegada al Parque Nacional Lihué Calel, en La Pampa. Siempre La Pampa es una provincia de pasada, yendo al sur. Y siempre, por cuestiones de tiempo, terminamos postergando el recorrido. Ese año no fue diferente. Volvíamos sobre la fecha de retomar nuestras actividades, sábado del último fin de semana. 

Aun así, decidimos emprender la ida. Lihué Calel está al sur de Santa Rosa, pasando Gral. Acha. Es una ruta que no recomiendan hacer de noche, por la cantidad de tráfico pesado. Además, la ruta (en varios tramos) está detonada.

Llegamos alrededor de las 16, con los recorridos ya cerrados, salvo el más corto que sale del campamento y recorre unos cientos de metros hasta un pequeño arroyuelo.

Fuimos a avistar aves que acudian a los charcos convertidos en bebederos. El sol de la tarde todavía era intenso, y un poco por el sol y otro poco por ocultar la presencia a las aves, nos sentamos entre las piedras y desniveles del terreno.

Registramos muchas aves, sobre todo una variedad de semilleros. En un momento el Tucu me dice: me prestás tu cámara? Creo que vi un puma... Como era una broma común y ya había poco luz, a regañadientes le pasé la cámara.

Esta fue la primer imagen que tomó. Con el clásico comportamiento de felino, venía bajando en nuestra dirección. Les recuerdo que estábamos sentados/agazapados de espaldas al cerro, y seguro nos consideró una presa. 

Al sentirse descubierto, se echó y asumió esta pose desinteresada e indiferente, mirando para otro lado.

Subimos un par de metros, hasta donde lo permitía el límite del sendero (y el miedo ancestral) y nos miramos lente de por medio.

Fue el único encuentro cercano que logramos registrar. Antes habíamos visto uno cruzando una ruta de tierra de montaña, con nevizca, pero esa es otra historia.